Ayuntamiento de Santacara

Marqueses

En 1670, Don Joaquín Antonio de Beaumont de Navarra y Ezcurra Mejía, titular del Marquesado del predio de Santacara, a base de recoger y seleccionar personalmente el ganado salvaje existente en los términos próximos a las Bardenas reales, se convierte en ganadero de reses bravas. Se tienen noticias de la existencia de esta vacada en el siglo XVII porque sus reses se lidiarían en los sanfermines a partir de 1690. El Marques de Santacara es, pues, la raíz mas antigua conocida de subraza de toro de lidia y de la que derivan todos los troncos navarros.

Patrimonio de los marqueses-de Santacara

La toma de posesión del año 1727 nos va a servir de guía para hacer un recorrido histórico por los distintos elementos componentes de la hacienda nobiliaria, a través de sus núcleos patrimoniales básicos.

Martín de Sarasa, administrador general de Lucas Spínola y Colonna y de Maria Luisa de Silva Meneses Velasco Alarcón Beaumont y Navarra, a la muerte de dona Josefa, su madre, tomo posesión, en el marquesado de Santacara, de los siguientes bienes y derechos.

El marqués era señor de la villa y sus jurisdicciones, del castillo o torre y de la pecha con que se contribuía. En el ayuntamiento tomo posesión de las jurisdicciones civil y criminal, mero mixto imperio, quitando la vara a Lorenzo de Alli, alcalde ordinario. Correspondía al marques la provisión y nombramiento de tal alcalde y de los empleos de justicia y escribano de juzgado, vacantes en esos momentos. Martín de Sarasa quedo constituido en alcalde mayor del crimen de la villa, con reserva de poner un teniente para que ejerciese el cargo durante su ausencia y voluntad.

En la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, paso a la capilla de Nuestra Señora del Rosario, en la parte del evangelio, sobre la grada del presbiterio, que pertenecía al marquesado y en cuya parte exterior había tres escudos de armas de la casa. En su interior se encontraba el retablo dedicado a la Purísima Concepción, mandado hacer por Joaquín Antonio de Beaumont «con el producto de las vacas que en las yerbas de la villa de Castejón existían». El retablo fue trasladado a una capilla próxima, en la que actualmente se encuentra. Después de tomar posesión de la capilla pasaron al palacio, ya por aquel entonces derruido. Contiguo a la iglesia, comunicaba con la capilla por el interior. Todavía hoy puede reconocerse este antiguo paso.

El alcalde y los dos regidores se comprometieron a cumplir con el pago de los 11 ducados y cuatro reales de pecha y los cuatro robos de trigo, regulados a medio ducado cada uno, de lagunaje. Martín de Sarasa quedó, en virtud del poder otorgado por los marqueses, como único y privativo dueño del derecho de la madera que bajaba en las almadías por el rió Aragón. Tanto este derecho, como el molino, eran arrendados. Propiedad de la mitad, del molino harinero. El área donde se echaba la décima parte de lo que se molía, se cerraba con dos llaves: una la tenia el administrador del marques, la otra la villa.

Un vago inculto junto al palacio y una huerta de una robada de tierra blanca, cercada, a unos 20 pasos del anterior, Cerrada que antiguamente llamaban de don Gracián, que se hallaba cerca del molino. Tierra de regadío dividida en cuatro tablas. Pieza de una robada y media, también cerca del molino. Pieza de dos robadas de tierra blanca, de secano, en el término de «el Campillo». Otra pieza de dos robadas de secano, en el termino que llamaban «delantera del Calvario» y otra mas, de dos robadas, enfrente. Lorenzo de Alli, el alcalde ordinario, arrendaba las tierras arriba expresadas, en 21 robos y 14 almudes de trigo.

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